La paradoja de Sagan, capítulo 5: Las sondas espaciales que devoran el cosmos y la respuesta de Sagan

SONDAS AUTORREPLICATIVAS

En el contexto de la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre, en 1980 el físico matemático y cosmólogo Frank J. Tipler publicó un artículo, “Los seres inteligentes extraterrestres no existen”.

Tipler buscó un principio universal para explicar la paradoja de Fermi: la aparente ausencia de seres extraterrestres en la Tierra. Sostuvo que si existieran seres inteligentes extraterrestres, sus manifestaciones serían obvias. Por el contrario, al no haber evidencia de su presencia, no existen.

Sondas de von Neumann

Frank Tipler argumentó que si alguna civilización extraterrestre hubiera construido un sistema autorreplicante, de Las sondas estelares Neumann crecerían exponencialmente. Llenarían la galaxia en unos pocos millones de años. Como no las vemos aquí, Tipler concluyó que no existen otras civilizaciones inteligentes.

  Tipler supuso que cada sonda aterrizaría en un nuevo mundo y haría solo una o varias copias antes de continuar. Sin embargo, no tenía motivos para limitar su reproducción tan drásticamente.

  Incluso si cada sonda pesara solo 10 gramos y se duplicara una vez por década, en unas 150 generaciones tendríamos la masa de una galaxia entera. Esta conversión a máquinas sería del orden de 1 seguido de 54 ceros gramos (un quindecillón de toneladas). Además, esta transformación ocurriría en menos de 1 millones de años.

  • Dado que no vemos evidencia de tales máquinas devoradoras de galaxias en ninguna parte, Tipler afirmó que nadie más las inventó. Por lo tanto, no hay nadie más ahí fuera.


LA RESPUESTA DE SAGAN

Carl Sagan reflexionó sobre la aritmética del argumento solipsista de Tipler. Su respuesta es un clásico en el ámbito de la ciencia y la filosofía. Llama la atención sobre las limitaciones de nuestro conocimiento actual y la inmensidad del universo. Al afirmar: «La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia», Sagan advirtió contra sacar conclusiones precipitadas basadas en lo que desconocemos.

Sagan y William I. Newman cuestionaron las suposiciones y conclusiones de Tipler, proponiendo un modelo de colonización más realista basado en el crecimiento y la organización de la población. Este modelo alternativo estima un tiempo de cruce galáctico de aproximadamente mil millones de años, significativamente mayor que los pocos millones de años de Tipler.

Sagan sugiere además que las sondas autorreplicantes están sujetas a divergencia evolutiva, lo que impone riesgos inaceptables para la vida inteligente extraterrestre (ETI) altruista. Las ETI solo se comunican entre sí mediante señales. Este argumento asume que las máquinas autorreplicantes son esencialmente incontrolables porque deben evolucionar.

Sagan y Newman también proponen que la aparición de poderosas armas de destrucción masiva podría imponer un freno universal a la expansión descontrolada. Esto podría limitar la expansión de civilizaciones avanzadas. Finalmente, enfatizan la importancia de la experimentación para resolver la paradoja de Fermi. Las búsquedas sistemáticas con radiotelescopios y otras herramientas son necesarias para resolver la cuestión de si estamos solos en el universo.


Miopía terrestre

Imaginen Nueva York en 1894, con sus calles repletas de cascos. Sus futuristas se ahogaban en cálculos de estiércol. Predijeron que para 1944 Nueva York se ahogaría en estiércol de caballo.

Los futuristas solo veían linealidad: más vagones, más residuos, un apocalipsis de suciedad. Sin embargo, no podían comprender la revolución silenciosa que ya se estaba gestando —el motor de combustión interna, el carruaje sin caballos—, un cambio de paradigma que convertiría sus ecuaciones en reliquias.

Así también podríamos fallar al imaginar a los viajeros estelares del mañana. Asumir que los viajes o el contacto interestelar deben devorar soles es encadenar la posibilidad a la física De este momento. ¿Qué hay de las tecnologías inimaginables? ¿Los atajos espacio-temporales, la energía oscura aprovechada, las sondas autorreplicantes surgidas de la nanoingeniería? El cosmos susurra misterios que aún no hemos descifrado.

Carl Sagan quizá le advirtió a Tipler que su razonamiento podría reflejar el de los profetas de las carretas. Uno puede no ver más allá de los límites de lo conocido. El universo no es simplemente un rompecabezas que resolver con las herramientas actuales. Es también una frontera que transforma a quien lo resuelve. Así como una vez domamos el fuego y dividimos el átomo, también podríamos algún día bailar con la propia estructura del espacio-tiempo. La respuesta a la paradoja de Fermi quizá no resida en la escasez de civilizaciones. Quizá resida en la humildad de nuestras suposiciones.

Después de todo, las estrellas no son meros puntos finales. Son maestras. Su mayor lección podría ser esta: para recorrer los años luz, primero debemos aprender a pensar de maneras tan ilimitadas como la oscuridad entre galaxias.